“Cuando el cuerpo aún no lo entiende”

No es fácil dar los siguientes pasos…
Aunque hoy puedo ver con más claridad de dónde viene esta adicción al azúcar.
Ya no se trata solo de un antojo: es la necesidad de un abrazo, de una mirada, de esa validación que no llegó en el momento justo. Es un eco antiguo que aún vive en mí.

Mi cabeza lo sabe. Me repito: “Ya lo entiendes mejor, ahora lo puedes ver con más amor y conciencia. Ya sabes cuánto daña a tu cuerpo consumirla así.” Y, sin embargo, hay algo más profundo que sigue aferrado. Algo que no obedece a la razón.

Ese algo es mi cuerpo. Ese cuerpo que aprendió a callar cuando había que resolver. A seguir aunque doliera.
Ese cuerpo que creció en una infancia donde no había espacio para decir: “me siento sola”, “esto me duele”, “no sé cómo sostener todo esto”. No había brazos, ni escucha, ni tiempo para sentir. Solo seguir.

Y ahora, cuando intento hablarme con amor, me descubro repitiendo las voces que un día me formaron:
“Ya lo sabes.” “¿Cuántas veces te lo tengo que decir?”
Esas frases duras, exigentes, que pretendían educar… pero muchas veces dolían más que ayudaban.

Hoy no quiero seguir tratándome así.
Hoy quiero aprender a mirar esos huecos con compasión.
A reconocer que han vivido en mí por muchos años, esperando ser vistos, no juzgados.

Quiero aprender a llenarlos de mí. De amor, de paciencia, de presencia.
Quiero ser la fuente que los nutre. No con azúcar… sino con comprensión, con ternura, con nuevos lenguajes de amor.

Este camino no será rápido. Y no quiero que lo sea.
No quiero exigirle a mi cuerpo que cambie de golpe solo porque ahora “ya entendí”.
Quiero enseñarle a sentirse amado.
Quiero que esta conciencia que hoy está en mi mente, también llegue a mi cuerpo, a mi alma, a cada parte de mí.

No quiero hacerlo solo por momentos. Quiero aprender a hacerlo para siempre.
Porque merezco una relación conmigo misma que no esté basada en el castigo, la culpa o la urgencia.
Merezco una dulzura que no se coma… sino que me habite.

Con amor

Graciela Hernández Psicóloga